viernes, 25 de septiembre de 2009

Y al cliente... lo que pida


Hoy escribo como una forma de respuesta a lo que escribió Annie aquí.

Yo soy una de esas "señoras de la tienda". Trabajo en una y la verdad no me agrada para nada, la mayoría de ustedes tiene la perspectiva desde el exterior, como clientes y como consumidores. La mayoría hemos comprado en tienditas de la esquina o en ventanitas.

Mi tienda es una tiendita de la esquina, hago la aclaración porque considero que no es lo mismo que una ventanita. Ya llevo seis años trabajando ahí y por lo tanto ya llevo seis años de getas a la clientela, de corajes y de mentadas de madre. Siempre he odiado la frase: "Al cliente, lo que pida". Es más me vale madre lo que quiera la gente.

Al principio de mi carrera como tendera, tenía esperanzas y hasta lo hacía de buenas, ahora nada más me llega la hora y se me nubla el mundo. Y sí, estoy de acuerdo que también pasa una que otra cosa agradable, pero no las suficientes como para que no me sienta a morir.

Diálogos con un niño de seis años
-Niñopendejo: Señora, señora
-Señora (o sea YO): ¿Sí? ¿Qué vas a llevar?
-Niñopendejo: Mmm, ¿Qué tiene de a $1.00?
-Señora (o sea YO): Nada hijín. Es más, mejor ve y chinga a tu madre, dile que no mame, que en estos tiempos ya no hay nada que cueste $1.oo hijín.

Está bien, acepto que lo último no fue real, pero siempre tengo que reprimir ese tipo de respuestas, aunque existan chicles que cuesten menos de un peso. Ahh y no tiene nada que ver la edad con que éste esté pendejo. Ahora:

Diálogos con otro niño pendejo
-Niñopendejo: Señora, (toca con una moneda en el mostrador) ¡señoraaaa!.
-Señora (o sea YO): ¿Sí? ¿Qué vas a llevar Niñopendejo?
-Niñopendejo: Mmm, unos Doritos
-Señora (o sea YO): ¿De cuáles?
-Niñopendejo: Mmm, de los normales.
-Señora (o sea YO, pero ahora con cara de ¿Qué coño?): No hay normales, tengo Nachos, Pizzerolas, Diablo, Incógnita, Verdes [...] ¿De cuáles?
-Niñopendejo: Verdes

*La señora va por losDoritos, se los entrega.


-Niñopendejo: No, de esos no. Yo quiero unos que son como torcidos...

Lo demás ya no es apto para el público.



martes, 22 de septiembre de 2009

Vivir mi juventud



Considero que nunca he vivido mi adolescencia tal como es (ahh y ¿cómo debería de ser), se me ha obligado a no hacerlo.

Cuando hay una fiesta (ya sea a la hora que sea, ya sea al lado de mi casa o incluso sea de mi mejormejor amigo) no me dejan ir. Cuando me invitan al cine, a comer, a tomar una tacita de café, a pasear a donde se te ocurra, no me dejan.

Y si me llegaran a dejar, sólo me permiten ir un par de horas, que se traducen en nada, porque cuando yo llego a una fiesta, ésta aún no empieza. Algo así como: la fiesta comienza a las ocho, pero todos llegan a las nueve o más, eso todo mundo lo sabe y lo entiende, pero en mi casa: no es así.


Nunca he tenido una mala reputación siquiera.
Nunca he hecho nada que no se deba.
No doy problemas, no
repruebo materias.
Lavo mi ropa y ayudo en la casa.
En resumen soy una buena chica.
Pero no, eso a nadie le importa.


Tal vez llegues a pensar que "el día que salga, me desataré demasiado", si es así, estás equivocado, ya que ya me amargué, soy como una madre, disfruto las "reuniones", las pendejadas, sí tomo etc, pero soy la mayoría de las veces una aguafiestas. No sé como comportarme en una fiesta, con decir que hasta me pongo nerviosa. Eso me tiene preocupada.

Ya cuando tenga la orportunidad de vivir mi adolescencia, será tarde, además ya me habrá llegado la menopausia. ¿O ya me llegó? Quién sabe.



La verdad es que tengo muchas entradas amontonadas, las empiezo pero ya no puedo terminarlas, ya sea por tiempo o por flojera. Después cuando ya quiero retomarlas, me es casi imposible. Hace rato leía un par, todas hablan de lo mismo pero con temas diferentes. O sea, el problema de fondo es básicamente el mismo: mis traumas o mi juventud cómo quieran verlo: PATÉTICA

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Laura

"Ay, a ti en el futuro te va a ir taaaan bien, vas a tener muchas cosas, la vida te recompensará, ya verás..."

Éstas son las palabras de una amiga (que no es mi amiga) al terminar de contarle con una sonrisa en el rostro los pocos años que llevo de vida.

Yo tengo muchas cosas, por las cuales: ser feliz. Aunque no tengo siquiera un concepto de la palabra feliz, soy necia y la uso de cualquier modo ¿ajá? Prosigo, si me preguntas que algo así como:


¿Qué tienes en la vida que te cause felicidad?
que no es lo mismo que preguntar: ¿Qué te causa felicidad en la vida?

Yo respondo sólo con una actitud impasible.

Mi compañera comenzó a platicarme cosas de su vida y yo también comencé a decirle muchas cosas de la mía. La verdad nunca me he sentido miserable, no tanto. Tampoco afortunada, porque no creo en la suerte, pero ese día al finalizar mi pequeño relato, se me escurrió la piel de la cara al escuchar la frase de allá arriba, que pondré de nuevo, porque eso se merece por ser tan compasiva y misericordiosa:

"Ay, a ti en el futuro te va a ir taaaan bien, vas a tener muchas cosas, la vida te recompensará, ya verás..."

No me gustan las comparaciones, se me hacen injustas en cualquier sentido, y todo mundo sabe que yo soy una de las personas más justas de este universo. La mujer para hacerme sentir miserable se basó en una comparación de su vida con la mía.

La verdad ahorita (y siempre) estoy bailando con la más fea (esto lo dice mi padre agregándole un nimodo), pero vivo feliz. Y me vale madres que sea eso de feliz


viernes, 11 de septiembre de 2009

Mi ipod no tiene nombre, mi pene tampoco.



De verdad que no. Ni mi computadora, ni mi ipod, ni mi pene, de hecho nunca he tenido un ipod, ni un pene (que yo recuerde); computadora sí y aunque a veces le hablo, la regaño, como supongo hacemos todos (¿verdad? ¿verdad qué sí?), no le he puesto ni le pondré nombre.


El punto es que varias personas gozan de ponerle nombre a su celular, a su laptop, a su ipod, a su pene, a lo que sea. El hombre en general (nótese que me defeca el especificar: hombre y mujer) disfruta al hacerlo, se regocija al creer que sus amigos (igual de simpáticos que él) disfrutan escuchar en cualquier momento el nombre y/o epíteto extraño encaminado a su taza de café. Aquí algunos ejemplos:



1.- Mi celular se llama Eulalio
2.- Mi laptop se llama Domitila
3.- Mi ipod se llama Fredesvindo

4.- Mi pene se llama (inserte un nombre con personalidad)



Los primeros tres ejemplos dejan clarísimo dos aspectos. El primero es que dependiendo el sexo del artefacto o miembro, será el nombre, ya que no podemos ponerle Domitila a un ipod, no sería correcto, ya que aipod no se escucha femenino, se escucha como algo de machos ¿ajá? Por eso elegí Fredesvindo.


La segunda cosa evidente en los primeros tres ejemplos es que: la mayoría de las veces llevan nombres raros, o sea divertidos.


Vayamos al cuarto ejemplo. Está bastante claro para todos que un pene no puede llevar un nombre femenino, eso no se debe de hacer, pues. Debe de llevar además un nombre con mucha personalidad, que haga sentir al pene cómodo y sobre todo guapo y seguro de sí mismo. Algo así como Brad... (chéquese el sarcasmo).



Sigo en el mismo tema. Pero ya hablando de (que es lo que me sale más natural), yo también soy fresca y no lo sabía. Hoy me percaté. No le puse nombre a la uña del dedo gordo de mi pie derecho, pero le puse nombre a mi vida. No a La Vida, sino a la vida mia de mí. Fue sin darme cuenta, ocurrió gracias a mi tía María, que siempre cantaba una canción.


Mi vida se llama Mariana, sinceramente no tengo nada en contra de ese nombre, nunca he conocido a una Mariana que me caiga mal tampoco, pero no me agrada, hubiera querido ponerle otro nombre, hubiera querido elegir el nombre de mi propia vida. Pero sin querer, se me salió de las manos. Ahora no puedo retroceder, ella ya se acostumbró a ese nombre...


Así son las cosas de la vida Mariana.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Para ti, mujer



Uno puedo decir siempre cosas, sentir muchas otras. Podemos creer que somos sinceros, con nosotros, con los demás. No percatamos nunca el engaño que está presente en cada parte de nuestro ser. ¿Por qué no podemos ser sinceros ni siquiera con nosotros mismos?

Muchos creen en algo desde el principio. Pero tú y Yo necesitamos mucho más que un principio para que ese algo nos parezca creíble.

Hace casi dieciocho te vi por primera vez. Tengo diecisiete años de reconocer tu voz y tus risas, aún estando a una lejana distancia. Dieciséis años de sentir tus brazos alrededor de mi ser. Quince de los dieciocho que tengo, de conocer tus gustos, tus debilidades, tus miedos y sobre todo: tus sueños. Dieciocho años de saber que es lo que dirás tan sólo con mirar en tus ojos. Dieciocho años ya, sabiendo cuál es el sabor de cada uno de tus abrazos...


Ya son dieciséis años que no despierto sobre tu pecho. Hace doce no sabía porque querías separarme tanto de ti. Tengo once años de comprender el porqué de mis ahora, antiguos llantos. Hace ocho años recibía todo de ti, y a la vez yo te daba todo de mí. Seguía y hacía lo que desearas, para que tú te sintieras bien.

Ya eran casi seis años de perseguir tus sueños, dejando completamente a un lado mis creencias.

Ahora mis oídos sólo desbordan consejos de mujer a mujer que no me sirven para nada. De verdad, tantos años de conocerte, de saberte y ahora tú...

Mujer, te vas.
¿Por qué ya no te reconozco?



miércoles, 2 de septiembre de 2009

La miss


Hace días me detuve a pensar (porque claro: yo no puedo caminar, hablar, comer etc. y pensar al mismo tiempo), y como ahora se supone que no sólo debo hablar el inglés, sino también debo pensarlo, pues pensé...

Meses atrás creía saber que era lo que quería estudiar, según yo eran Ciencias Políticas, dudaba si Derecho, pero elegí Políticas. En fin, ahora veo que errada estaba. Hoy quisiera ser maestra de primaria particular, preferentemente de los primeros años. Quizá te preguntes ¿Porqué en un colegio particular? Bueno pues fácil. Por lo general los niñitos de esas escuelas en vez de llamar a la educadora como "maestra", la llaman así:

"Miss"


Eso ya muchos los sabemos. Yo me llamo Erika, pero como mis alumnos van a quererme muuuuuuucho, porque soy bien buena onda, me dirán de forma cariñosa Eri. Entonces si yo fuera una "miss" sería la miss Eri, que si lo lees en voz alta, se escucha:

Misseri
o más bilingüemente:
Missery

Así que mis inocentes alumnos me llamaran miseria sin darse cuenta, cosa que espero y les deje secuelas (¿a quién engaño? ¬¬)