Yo soy una de esas "señoras de la tienda". Trabajo en una y la verdad no me agrada para nada, la mayoría de ustedes tiene la perspectiva desde el exterior, como clientes y como consumidores. La mayoría hemos comprado en tienditas de la esquina o en ventanitas.
Mi tienda es una tiendita de la esquina, hago la aclaración porque considero que no es lo mismo que una ventanita. Ya llevo seis años trabajando ahí y por lo tanto ya llevo seis años de getas a la clientela, de corajes y de mentadas de madre. Siempre he odiado la frase: "Al cliente, lo que pida". Es más me vale madre lo que quiera la gente.
Al principio de mi carrera como tendera, tenía esperanzas y hasta lo hacía de buenas, ahora nada más me llega la hora y se me nubla el mundo. Y sí, estoy de acuerdo que también pasa una que otra cosa agradable, pero no las suficientes como para que no me sienta a morir.
Está bien, acepto que lo último no fue real, pero siempre tengo que reprimir ese tipo de respuestas, aunque existan chicles que cuesten menos de un peso. Ahh y no tiene nada que ver la edad con que éste esté pendejo. Ahora:
Diálogos con otro niño pendejo
-Niñopendejo: Señora, (toca con una moneda en el mostrador) ¡señoraaaa!.
-Señora (o sea YO): ¿Sí? ¿Qué vas a llevar Niñopendejo?
-Niñopendejo: Mmm, unos Doritos
-Señora (o sea YO): ¿De cuáles?
-Niñopendejo: Mmm, de los normales.
-Señora (o sea YO, pero ahora con cara de ¿Qué coño?): No hay normales, tengo Nachos, Pizzerolas, Diablo, Incógnita, Verdes [...] ¿De cuáles?
-Niñopendejo: Verdes
*La señora va por losDoritos, se los entrega.
Mi tienda es una tiendita de la esquina, hago la aclaración porque considero que no es lo mismo que una ventanita. Ya llevo seis años trabajando ahí y por lo tanto ya llevo seis años de getas a la clientela, de corajes y de mentadas de madre. Siempre he odiado la frase: "Al cliente, lo que pida". Es más me vale madre lo que quiera la gente.
Al principio de mi carrera como tendera, tenía esperanzas y hasta lo hacía de buenas, ahora nada más me llega la hora y se me nubla el mundo. Y sí, estoy de acuerdo que también pasa una que otra cosa agradable, pero no las suficientes como para que no me sienta a morir.
Diálogos con un niño de seis años
-Niñopendejo: Señora, señora
-Señora (o sea YO): ¿Sí? ¿Qué vas a llevar?
-Niñopendejo: Mmm, ¿Qué tiene de a $1.00?
-Señora (o sea YO): Nada hijín. Es más, mejor ve y chinga a tu madre, dile que no mame, que en estos tiempos ya no hay nada que cueste $1.oo hijín.
-Niñopendejo: Señora, señora
-Señora (o sea YO): ¿Sí? ¿Qué vas a llevar?
-Niñopendejo: Mmm, ¿Qué tiene de a $1.00?
-Señora (o sea YO): Nada hijín. Es más, mejor ve y chinga a tu madre, dile que no mame, que en estos tiempos ya no hay nada que cueste $1.oo hijín.
Diálogos con otro niño pendejo
-Niñopendejo: Señora, (toca con una moneda en el mostrador) ¡señoraaaa!.
-Señora (o sea YO): ¿Sí? ¿Qué vas a llevar Niñopendejo?
-Niñopendejo: Mmm, unos Doritos
-Señora (o sea YO): ¿De cuáles?
-Niñopendejo: Mmm, de los normales.
-Señora (o sea YO, pero ahora con cara de ¿Qué coño?): No hay normales, tengo Nachos, Pizzerolas, Diablo, Incógnita, Verdes [...] ¿De cuáles?
-Niñopendejo: Verdes
*La señora va por losDoritos, se los entrega.
-Niñopendejo: No, de esos no. Yo quiero unos que son como torcidos...
Lo demás ya no es apto para el público.